lunes, 27 de julio de 2009

OCTAVIO OCAMPO

(Por Issa Martínez Llongueras)


La obra de Octavio Ocampo parece tener un espacio o dimensión distintos, quizá porque sus ojos obtienen una visión especial, que en mi opinión particular, tiene mucho que ver con el sentimiento y la sensibilidad, cualidades, ambas, necesarias en el artista.

Su arte es como eclipse, como una oración de varios sujetos y predicados, algunas son auténticos poemas visuales, donde el ritmo poético queda manifestado en los colores y en las imbricaciones de elementos y naturaleza. Hasta el vacío juega un importante papel el la obra de Octavio Ocampo, al igual que el insuperable juego de los claroscuros. Pareciera que esa percepción especial de Octavio tuviera un acuerdo con los espacios aparentemente vacíos y, así, esa nada en apariencia se llena de figuras e imágenes que a primera vista no descubrimos. Sabemos que los objetos tienen más de una forma o cara, pero llevar a un papel o lienzo esas caras, no es tarea fácil, pero Octavio, haciendo gala de sensibilidad, creatividad y técnica, nos deleita y conmueve con sus creaciones pictóricas.

Así podemos recrearnos con representaciones y personajes históricos, tanto contemporáneos como clásicos y, con las más sublimes imágenes, pero cualquiera que sea el tema representado, a veces tenemos que observar más de una vez, para saber donde empieza o donde termina, porque la obra de Octavio no tiene limites definidos o un espacio absoluto.